Longhorns de Texas
Longhorns de Texas
El longhorn es uno de los símbolos más emblemáticos de Texas y una parte importante de su patrimonio. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XVI, cuando los exploradores y colonos españoles trajeron su ganado a América. Muchos quedaron sueltos o abandonados en la naturaleza y con el tiempo desarrollaron una notable resistencia, volviéndose robustos y autosuficientes en el duro paisaje de Texas, sobreviviendo a sequías, depredadores y escasez de recursos.
A mediados del siglo XIX, el longhorn se convirtió en la figura central de la ganadería estadounidense. Se calcula que entre 1867 y 1880 se reunieron cerca de 10 millones de longhorns y se les condujo a través de las llanuras abiertas de Texas a Kansas, donde eran cargados en trenes y enviados a los mercados del Este. El más famoso era el Camino de Chisholm, que pasaba por Fort Worth.
La rusticidad de los longhorn los hacía ideales para estos largos viajes y sus icónicos cuernos y vivos patrones de color se convirtieron en sinónimo del Lejano Oeste. Sin embargo, a finales del siglo XIX, su popularidad empezó a decaer porque los ganaderos se decantaron por otras razas que producían más carne y maduraban más rápido. En la década de 1920, el longhorn estaba casi extinguido.
Afortunadamente, gracias a la labor de conservacionistas como la Comisión Histórica de Texas, que mantiene un rebaño estatal, la raza y su historia se han preservado. Hoy en día, los longhorns de Texas son célebres no sólo por su importancia histórica, sino también por su diversidad genética y adaptabilidad, y siguen siendo un símbolo vivo del espíritu fronterizo americano.
En el sitio web de la Comisión Histórica de Texas encontrará la información anterior y mucho más.